Tras varios intentos de actualizar con alguna entrada de mi nueva vida en París, allá voy.
Resulta que París es bonita, preciosa y bohemia. Pero también inaccesible, cara y elitista. Por eso mi aventura gourmet parisina pasa más por los rincones de la ciudad que por sus restaurantes. Me explico mejor: he encontrado el secreto para disfrutar de París modo lowcost. Se trata de abastecerse de las mayores delicias en tiendas de quesos o fromageries, en pastelerías o boulangeries y en cualquier boutique del sabor que ofrece la ciudad. Con una baguette bajo el brazo, un trocito de Bleu de Abesses, de Tomme de Savoie, de Mimolette o un pequeño Saint Felicien. Con unos macarons de todos los tamaños y colores, unos croissants o pains au chocolat. O con una deliciosa y caliente crêpe de chocolate con fresas.
A ello le añadís un vino, tranquilidad y un buen rincón parisino et... voilà! la magia se desata.
Disfrutar de las vistas de la ciudad blanca desde Pompidou
Sentir la bohemia del Canal Saint Martin
Ver el atardecer desde el Pont Neuf
Asistir al espectáculo de luces de la Tour Eiffel desde el Sena
Sentarse frente a Notre Dame iluminada
Descubrir el patio interior de la Sorbona
Subir al Sacre Coeur y sorprenderse de las vistas desde Montmatre
Porque todo lugar es más bonito comiéndose algo rico.
Continuará...
@golditanora
Continuará...
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