Primera parada en Krymská, una de las calles de moda de Praga. Entramos en Plavel, es un local pequeño con una decoración exquisita, que sorprende con un altillo perfecto para cenar una buena cuadrilla. Acogedor, tanto en verano como en invierno y, lo más importate, un trato humano que no abunda mucho en la hostelería de la capital checa.
Tienen buena cerveza, filtrada o no, y unos zumos naturales riquísimos. Todo en la carta es vegano y utiliza alimentos de temporada, por lo que el menú no es fijo. Ofrece también un raw menú de alimentos no cocinados. Utilizan plantas silvestres que, como dicen, la propia naturaleza ofrece, olvidadas con el advenimiento de la civilización moderna para aderezar los platos.
Os recomiendo las sopas y el hummus. Dobrou chut! Qué aproveche.
@Golditanora